Hugo Chávez ganó las elecciones presidenciales venezolanas del pasado domingo. Una victoria democrática y reconocida por la oposición, pero ajustada; a pesar del control que Chávez y su partido ejercen sobre las instituciones del estado, empresas públicas y la mayorÃa de medios de comunicación. En ese sentido, la legitimidad de la enésima victoria electoral de Chávez está más cerca de los “indiscutibles” triunfos de Putin que de una verdadera democracia occidental, pero dejemos esa cuestión.
Lo que me ha sorprendido ha sido ver muchas reacciones en medios de comunicación españoles, redes sociales, etc., congratulándose por el triunfo de Chávez por ser “una alternativa al liberalismo” (?) y ejercer de “ejemplo para el resto de latinoamérica“. Se supone que Chávez es un ejemplo a la hora de sacar a su paÃs de la pobreza sin aplicar “malvadas polÃticas anticapitalistas”. Pero ¿qué hay de cierto en todo esto?
Hagamos algunos números con los datos del Banco Mundial, públicamente disponibles para todos. Se trata de una fuente estadÃstica de contrastada fiabilidad y reconocimiento internacional, especialmente en cuanto a indicadores de desarrollo. He comparado Venezuela con Brasil, Colombia, Ecuador y Perú. Admito que la selección es subjetiva, pero no hay “cherrypicking“: todos ellos son paÃses iberoamericanos, geográficamente contiguos y no pertenecientes a Mercosur (aunque Venezuela se incorporará enseguida). Empecemos con el PIB per cápita, es decir, la distribución promedio de la riqueza nacional por habitante, tomando 1997 como punto de referencia (Chávez llega al poder en 1998).
En ese periodo, Venezuela es con diferencia el paÃs que peor se comporta de los cinco. Los peruanos son en promedio un 60% más ricos que hace 15 años, mientras que la era chavista sólo ha enriquecido un 8% a los venezolanos. Entre medias -pero claramente por encima de Venezuela- Brasil, Colombia y Ecuador muestran un comportamiento similar a lo largo del periodo, con un enriquecimiento per cápita en torno al 30%.